martes, 21 de septiembre de 2010

En búsqeda del chico fabuloso (I)

Fueron momentos que parecían segundos, nada era suficiente para aquellos chicos. Ni todo el tiempo del mundo, ni todas las horas del día, ni todos los días del año.

Si estaban juntos, el tiempo no pasaba, se detenía y coexistían en un espacio paralelo, construido exclusivamente para ellos dos, para esos momentos.

Hacía ya tanto que aquél chico dejó de visitar ese lugar, a menudo se imaginaba si seguiría existiendo o, por el contrario, murió en el mismo momento en el que ellos dos dejaron de ser uno.

Muchas veces sentía que ese lugar lo llamaba, y cuando eso pasaba, se tiraba horas y horas caminando, sin saber a donde le llevaban sus pies, tan solo andaba, con la esperanza de que acabaría encontrando dicho lugar. Tras muchos intentos se dio cuenta de que aquella forma era incorrecta, ni todas las caminatas del mundo conseguirían que llegara.

Cuando eso ocurría, buscaba alternativas. Buscó otros chicos, pensaba que quizás fuera un lugar diseñado exclusivamente para dos personas… era tan mágico aquel sitio, su dulce olor a mandarinas, sus estrellas únicas, su comodidad. Tampoco dio resultado.

Otras tantas veces pensaba que aquello había sido producto de su imaginación. Un lugar tan perfecto es imposible que exista, se repetía después de dar incontables vueltas en la cama. Ese era uno de los peores momentos. Antes, cuando se iba a dormir, soñaba con ese lugar, eran sueños preciosos, en los que al levantarte te sentías como en una nube de algodón. Ahora, tan solo tenía terribles pesadillas.

¿Cuánto tiempo tardaría en encontrar dicho sitio? Y si lo hacía ¿sería solo o acompañado? De momento tan solo podía esperar, quizás algún día, volvería.