Recuerdos en mi habitación.

Me recuerdas a alguien.

Tus besos, tus caricias, tu mirada.

Me recuerdas a alguien... un antiguo amigo, o un antiguo amor.

Me recuerdas a alguien y sin embargo me resultas único... indescriptible.

Me recuerdas a alguien pero me queda aún por conocerte...

¿Te conozco de antes?

Quizás de otra vida, espacio o tiempo.

Me recuerdas a alguien... a mí... a ti... a nosotros...

Mi media naranja. El ''yin'' de mi ''yang''. La persona que me complementa.

Puede, quizás... ¡bah! definitivamente cerraré los ojos y dejaré de recordar.

No tengas miedo, tan solo déjate llevar.

Unas gotas de agua. Una, dos, quizás tres.
Caen del cielo, se van resbalando poco a poco al golpear en tu ventana.
Se deslizan. Se unen. Unas nubes oscuras, la luz irradiante de un relámpago.
Silencio. Tan solo se oye el caer del agua y el latido exaltado de mi corazón pegado a tu pecho.
Pensamientos románticos, el ''tú'' y el ''yo''.
No hay nadie más.
Déjate llevar, cierra los ojos y respira profundo.
Insisto, tan solo tú, yo y la lluvia.
Actúa por impulsos del corazón, deja que circule el amor por tus venas.
Llega el momento. No tengas miedo. Sabes que es el momento adecuado.
Respira profundamente de nuevo.
Ríe, besa, calla. Tócame el pelo y desliza tus yemas por mi espalda.
Y ahora, tan solo, dejate llevar.

¿Creeis en los duendes roba calcetines derechos?

¡Yo sí!
Y en los goblins come calzoncillos, las hadas pierde-camisetas y los gnomos rompe-libros.
De hecho, tengo que asegurar que mi casa está abarrotada de ellos.
Gastan sus bromas fantásticas por cualquier rincón de la casa que vean al descubierto.
Pero luego al final vuelven a aparecer las cosas despues de haber pasado años quizás.
Y al fin al cabo, cuando encuentras estos objetos, te dan una muy merengada sorpresa.
¡Fabuloso!

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