He
intentado escribir y camuflar mis sentimientos tras una maraña de palabras bien
sonantes y no puedo. No puedo crear poesía, ni historias capaces de enganchar a
un lector interesado.
Por
tanto, el escrito de hoy será una mera reflexión, la confesión de un melómano
confundido, a punto de cometer atrocidades e incapaz de llevarlas finalmente a
cabo.
Estoy
confuso porque ya no puedo ver mi destino. ¿Para qué ha sido creada esta alma,
Delfos? Estoy sediento de cordura en un momento gobernado por locos pasionales.
¿Por qué estaba luchando día a día?
Necesito
un lucero guiador, una luz brillante que reviva el fulgor del pasado y me haga
seguir luchando por los sueños, ya que yo soy un conquistador de ellos.
Preciso
de una fuerza vital, una energía revitalizadora, una poción de amor que me cure
las entrañas y me llene de positividad. Meditar al alba u oír a los pájaros
cantar puede ser una buena opción.
Y aquí
acabo, otro día menos que vivir, otro día más que seguir adelante. Yo me
llevaré de la mano, me levantaré de estas profundidades, iluminaré tu oscuridad
y calmaré mis tormentas.
Voy a
brillar, no son palabras de un necio, sino de un bohemio artista que va a
haceros palpitar, nota a nota, hasta haceros llorar, víctimas de la emoción que
puede producir una canción. Esta es mi magia y aún creo en ella.