''Se me mueven los dientes'' me
diagnosticaba. Era un movimiento extraño, complaciente y
satisfactorio. El jugar con ellos con mi lengua era adictivo ¿Por
qué se me movían tanto?
En ocasiones creía que aquel
movimiento era producto de mi inestabilidad, de mi descontrol, y de
mis faltas de voluntad para tomar las riendas. ¿Por qué cojones se
movían los dientes?
Las muelas me dolían y las encías
solían sangrarme, quizá mi limpieza dental no era de lo más
adecuada. La gente no quiere dientes manchados. ¿Se me caerán los
dientes?
Tampoco estoy seguro de que fueran los
colmillos, las paletas, las muelas superiores o inferiores. ¿A dónde
irán a parar mis dientes?
A menudo soñaba que me los arrancaba,
los extirpaba sin contemplaciones. Adiós, les decía, y de forma
grotesca e irascible los extraía con mis propios dedos.
''Se me mueven los dientes'' me
recordaba.