lunes, 25 de abril de 2011

Samuráis del corazón.

No estoy mal. Ni lo estaré. Tengo claro lo que quiero…

No voy a aguantar miedos e inseguridades… ya va siendo hora de que los guerreros del amor dejen de ser inseguros luchadores destinados al fracaso.

-¡Me considero un gran guerrero! Leo el alma en las miradas… saboreo los sentimientos en los besos…

- Prepárate para un nuevo y difícil enemigo.

-Puedo esperarle… puedo dejar que las aguas se calmen… puedo dejar que su corazón vuelva a palpitar por mí.

- Quizás no haya sentido nada.

- Quizás no… pero quizás sí, tan solo necesite darse cuenta… aquí estaré… una de las mayores cualidades de la batalla es no ser impaciente.

No tengo miedo a un futuro… un futuro juntos o separados… si debemos estar juntos el destino se encargará de mover sus hilos… de mover montañas y mares… de unirnos otra vez.

sábado, 23 de abril de 2011

Tartas merengadas.

Manchas de chocolate llenan nuestros rostros. La nata adorna tu sonrisa, haciéndose el pastel más apetecible que en mi vida vi.
Nos manchamos de amor. Todo nuestro cuerpo cubierto de esa sustancia tan añorada por algunos pocos e infravalorada por otros tantos.
Besos dulces, caricias de sabor empalagoso y miradas melosas.
Nos dejamos hacer uno en medio de esta batalla de caramelos. Acabamos haciendo el amor durante toda la noche.
Finalmente, nos quedamos dormidos en un intenso abrazo. Solos, tú y yo.
Dulces sueños, amor.
Dulces sueños, corazón.

domingo, 17 de abril de 2011

La lalala lá.

Quiero perderme en un bosque contigo, que esa mirada tuya sea mi único abrigo… y tus besos mi único alimento. Mirarte y flotar, viajar los dos por el círculo polar, acompañados del vaivén de los sonidos de esta canción. Sentir que juntos las horas se nos hacen cortas y los días no son suficientes.

Quiero contarte mis más íntimos cuentos… esos en los que caperucita se come al lobo y en los que los tres cerditos son expertos en artes marciales.

Quiero llevarte conmigo a un mundo de surrealismo, lleno de amor, donde todo pueda ser posible y las leyes de la física no sean más que números sin sentido y palabras sin importancia.

Quiero componer en tu piel un sin fin de melodías de amor, de baladas cursis que hablen de ti y de mí…

Quiero que llegue el momento de estar, de nuevo, junto a ti.