sábado, 8 de mayo de 2010

La magia di Trevi.

Lo flipo.

Sinceramente, lo flipo con esta magia.

Alucino con tu mirada cuando te miro, con tus reacciones, con tu forma de hablarme y de besarme, de tocarme.

Alucino con esta magia, la magia di Trevi.

Tantos sentimientos juntos no pueden ser posibles, tantas ilusiones, tantas ganas de verte, de tenerte entre mis brazos.

¡Para que luego digan que la magia no existe!

Para mí, la magia es estar en tus brazos, es besarte, es ver las estrellas, claro está, junto a ti.

¿Cómo es posible que nunca lo hubiera visto?

Ahora entiendo lo que es la verdadera magia, puede que no sea larga y duradera, pero es auténtica, y mataría por ella.

Tú eres mi magia… me haces sentir vivo…

Tú eres mi ilusión.

Y es que, al fin y al cabo, me encanta que provoques en mi unas ganas tremendas de hacer locuras… de irnos tu y yo bien lejos, bien juntos, para siempre.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Roma.

Quiero hacerlo.
Prepararme para dar un gran paso.
Un viaje, una historia de amor que se repite una y otra vez.
Quiero verte.
Quererte, besarte, mirarte.
Me asomo al balcón y todos los tejados de Roma observan nuestro encuentro.
Me aferro a ti, a Italia, a tus besos y caricias.
Quiero hacertelo suave y lento.
Que no acabe nunca, que sea eterno.
Quiero sentirte, quiero enamorarte.
Dos gatos juguetean en un balcón cercano y mil rosas decoran el de al lado.
Nos miramos y no puedo evitar ruborizarme.
Jugueteamos, nos amamos.
Y... descargamos todo nuestro amor y pasión en formas de:
''ti amo, amore mio''.

lunes, 3 de mayo de 2010

Venezia.

El puente de los suspiros y los cientos de lamentos de los presos que nunca más volveran a ver la luz del sol.
Tu y yo remando por las calles inundadas de Venecia.
Me quitas la máscara, me besas.
Llegamos tarde al baile.
Te pido huir.
Irnos. Tú, yo y nuestra góndola.
Me llevas a casa, me haces tuyo, te hago mío.
El canto de un gondolero penetra por la ventana.
Canciones de amor italianas llenan cada rincón de nuestra habitación.
Tu y yo en la cama.
Nos miramos, nos besamos.
Nos cantamos al oído mientras palpamos nuestros rostros.
Te miro, sonrío.
Nos entregamos apasionadamente.
Me miras, suspiras.
Vemos las constelaciones y nos hacemos promesas de amor eterno.
Me duermo en tu pecho y, finalmente, te siento en mis sueños.