martes, 17 de agosto de 2010

La osa mayor.

Pasan las noches. Todo pasa en esta vida.

Estrellas se pierden en esa oscuridad infinita que reina por las noches.

¿No os parecen preciosas las estrellas? Vi estrellas en tus ojos cada vez que me besabas…

¿Y es que no son preciosos los besos bajo las estrellas?

Millones de noches compartí contigo, con tus besos y con tus caricias.

Millones de noches quise seguir compartiendo y nunca pude volverlas a vivir.

Millones de estrellas deseé haberte prometido.

Millones de abismos quisiera haber visitado contigo y convertirlos en nuevas estrellas radiantes.

Contigo todo era ver estrellas, desde la más tonta de las peleas brillaba como si el cielo iluminara.

Contigo aprendí todas las constelaciones, tú me las enseñabas, yo disfrutaba con cada una que aprendía, y dejaba en ellas parte de nuestra esencia.

Quiero a cada una de las estrellas que nos observaron tanto como te quise a ti.

Las estrellas son eternas, pero sin embargo aquello no lo fue.

¿Podrá una estrella fugaz devolvernos todos esos momentos? Quizá.

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