martes, 11 de diciembre de 2012

¡A dejarse enamorar!


¡Cuánto daño hace una sonrisa fugaz y verdadera, y cuantísimo efecto puede tener!
Cuando de repente en sus ojos ves dos estrellas fugaces, brillantes y potentes, que te dicen ‘’ven y bésame, hazme tuyo’’. Cuando, mágicamente, tu cuerpo se siente poseído por las ganas de ser acariciado, tocado y agarrado por sus manos y sus brazos, que antes eran meras extremidades sin encanto. Cuando todo esto empieza a ocurrir es cuando surgen las primeras chispas vivaces del amor, y las mágicas, coloridas y dulces chispas centelleantes te rodean en tu día a día, cambiándolo todo.
Y ese mundo transfigurado en rosa pastel embadurna la monotonía, convirtiendo el despertarse cada día en una nueva y maravillosa aventura, deseoso de su olor y de su fragancia, impaciente de su presencia y su mirada.
Pero tan pronto se vuelve rosa como se vuelve negro, y todo se torna en dolor y llanto, amargura y traición cuando sus olores huelen a otro y su presencia se turba entre mentiras y engaños.
¿Conclusión? Andar con pies de plomo.
¡Qué coño! ¡A dejarse enamorar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario