La
soledad congela y deshiela. La soledad te duerme y te impide descansar. Solos
en el mundo estamos, sin un lugar al que decir ‘’hogar’’ ni gente a quien poder
llamar ‘’familia’’.
En este
complejísimo mecanismo llamado vida vamos vagando, buscando acompañantes que
rara vez duran, ya que se caracterizan por lo efímeros que son. Vamos encontrando y sufriendo con cada fallo,
aprendiendo al ser maltratados y utilizados, algunos incluso pierden la razón…
o la vida.
En esta
mareante ruleta, caracterizada por la dicha y el azar, vivimos, o intentamos
vivir, si es que esto es vida. Dañados, lamemos nuestras heridas, las curamos,
pero antes de cicatrizarlas ya tenemos otras nuevas llagas que cuidar. En la
misma piedra caemos tropecientas veces y algunas veces, sabiendo esquivarla,
vamos a buscarla.
¿Cuándo
dejaremos de estar en este desafortunado torbellino lleno de impedimentos,
tragedias y penitencias?
En esta
corta aventura vamos albergando recuerdos, coleccionando historias llenas de bipolaridad. Las historias se acumulan, algunas permanecen día a día, mientras
que otras aparecen esporádicamente, algunas hieren y matan, otras confortan y
dan vida.
¿Qué es
vivir? ¿Para qué vivimos? Yo supongo que por esos breves momentos de felicidad verdadera
y desbordante. O bien, esperando a que llegue un nuevo amor, una nueva noticia,
una nueva rutina, un nuevo baño revitalizador.
Quizá
vivimos por miedo a morir. Muertos o vivos, tan solo podemos seguir adelante y
actuar, para así dejar de estar siempre esperando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario